Regalos.

Estamos de acuerdo en que no me he portado bien este año, pero tampoco he sido malo. Así que los Reyes se han enrollado. Cuando digo que se han enrollado lo que quiero decir es que no me esperaba nada y me he encontrado con varios regalos.

El comic de Spiderman Noir sabía que caía. Lo tenía seguro. ¡Vamos! Que yo mismo me fui el día treinta y uno para comprarme el único regalo que iba a tener estos días. Como de costumbre, y para no variar, me equivoqué. En casa ya dije que no quería más libros, cosa harto imposible en la familia pero este año lo han cumplido. ¡Han sido dos cuadernos! (El factor papel que no se pierda). Lo que no se es si lo han hecho con la intención de que siga manteniendo el hobby de escribir, o con la idea de que lo haga solo en los cuadernos y deje de avergonzarlos poniendo toda esta morralla al alcance de cualquiera en formato blog. Son tan chulos que aún no los he estrenado. Un moleskine rojo, ¡la hostia! Y otro con un dibujo de Van Gogh. La verdad es que no me gusta estrenar cuadernos. ¡Me dan pena! Con lo bonitos que son y yo llenándolos de garabatos y desvaríos varios. ¡Me da rollo joder! Pero van a caer. Eso fue en Nochevieja, cuando coincidimos todos en casa de mis padres. Pero es que estos días me ha caído un paraguas tipo golf, de esos que si te mojas es porque eres torpe de cojones, eso es como ir bajo palio. A mi los paraguas no me gustan mucho, pero tengo que reconocer que estos dos últimos años los he tenido que usar varias veces. Una cosa es llevar gabardina y sombrero para un sirimiri y otra es hacer el gilipollas debajo de una lluvia que no aguanta ni Gene Kelly por mucho que baile la calle.

¡Una Mochila! ¡Por fin me han regalado una mochila! Y es que la del Coronel Tapioca hubo que jubilarla. Ya no daba más de si y aproveche para coger una bolsa de un congreso enológico que tenía Pablo. Dos meses me ha aguantado. Vale que uno le da jaraneo a la mochila, que la llena de libros, de cuadernos, de cámaras, y de todo lo que no sirve para nada pero ¿dos meses? Total que voy a flipar con mi mochila nueva. Por cierto entre otras cosas me han regalado un búho de fieltro que es el complemento ideal de la mochila. Y… ¿Qué más? ¿Qué más? Pues una toalla del Decatlon que le tenía ganas desde que me fui a Madrid. ¡Que chula! ¡Es que es la leche! ¡Ideal para irse de viaje! Una pena que yo me voy a mover este año menos que un gato de escayola por que si no. (Esto… no vale el gato de escayola de MPepa que tiene más kilómetros en el lomo que Fernando Alonso en los circuitos.) Pues eso. Que no me esperaba nada y me he encontrado con algunas cosas. ¡Hostia! ¡Lo olvidaba! Mi nene, como se ha enterado de que los reyes son los padres*, ha puesto su granito de arena y también me ha regalado algo. (Por granito de arena entiéndase un juego de la play al que él le tenía ganas. En el Cash Converter a un euro y medio. ¡Este niño administra mejor que su madre!)

El caso es que los Reyes se han portado. Pero el mejor regalo, ¡el mejor! ¡El mejor!  Pasar la Navidad con la gente que quiero. Me han faltado muy poquitos por ver estos días.

* También los Reyes son los hijos.

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