Semana Santa 2019

El miércoles diez nos dieron las vacaciones en la Escuela de Idiomas.

– Nos vemos después de Semana Santa. – Nos dice el profe en inglés. O algo así por que yo solo pillo la mitad de lo que dice.

¡Anda! Pues es verdad, estamos de vacaciones. Antes uno, cuando pillaba vacaciones en clase, se iba a celebrarlo como Dios manda. Con sus botellas de cervecita y sus charlas, con algún bocata en el Lucas o de tapas en la Corredera. Bueno… eso era antes, yo tengo que ir a trabajar en dos horas y preparar la comida antes de entrar. ¡Semana Santa ya está aquí! ¡Joder! Si la semana pasada fue Carnaval.

El caso es que prefiero no pensarlo mucho. (Para muestra un botón.)Tengo vacaciones en breve pero mucho curro antes de que lleguen esos días.

Pero llegan. Después de un turnazo el sábado en la estación llega el Domingo de Ramos. No tengo nada para estrenar, empieza mal, tengo información el curro, sigue peor, follón con tanta gente de un lado a otro y mucho movimiento, no mejora, mi compañero llega tarde, preparo la cuerda con nudo corredizo porque esto empieza a ser grave. Por fin algo de luz por la tarde y después de un paseíto con la madre parece que el día puede arreglarse. Pero desde luego no a base de procesiones. Se pospone la semana santa, estoy muy cansado y entre el curro y lo poco que he dormido esto va a tener que esperar.

Lunes Santo.- Dieron las dos y estaba de vacaciones. Por la tarde, después de convencer un poco a Estrella, o ella a mi, no recuerdo bien, nos vamos a ver procesiones. El Viacrucis y Ánimas son mis favoritas. Mis hermanas ya están por ahí, Lineros es un puntos de encuentro genial para quedar todos, allí nos vemos. Y aunque el día, y laAnimas2019 noche, acompañan yo prefiero volverme pronto a casa. Aunque esté de vacaciones tengo un montón de cosas pendientes antes de ir a Priego.

Martes Santo, día  16.- Primero tengo que ir a Hacienda, después hablar con mi jefe, ninguna de las dos cosas me apetecen y no salgo contento. Así que me propongo alegrarlo con una carrera por la sierra. Bicicleta, casco, zapatillas, gps y empezar a pedalear por la montaña como si me fuese la vida en ello a ver si se me quita el mal sabor de boca que me ha dejado levantarme tan temprano para no aclarar nada. Antes de salir con la bici llamo a Elisa, que me vaya a tomarme una cervecita con su madre y su abuela Lola. ¡A tomar por culo la sierra, y el casco! Me voy de birras para empezar las vacaciones como debería haberlas empezado desde que en profe de inglés dijo eso de «willsiyuafterister».

Por la tarde quedo con Irene y estamos con mi madre. Después no nos decidimos, ¿una procesión? ¿una cerveza? Los whatsapp funcionan muy bien, unas están en la Trinidad, otras en el Arco del Triunfo, nosotros nos vamos al Mercado Victoria y nos vamos poniendo al día que ya llevábamos mucho tiempo sin hablar y se agradece. Mas tarde vimos todas las procesiones en unos minutos. Eso si, en Puerta Gayola que tenían puesto la televisión local y pudimos enterarnos de por donde iba cada una de las procesiones. Los dos estábamos cansados, se nos acumulan los años, y antes de las once ya habíamos vuelto a casa. En mi descargo solo tengo que objetar que en cuanto llegué me puse a ver Juego de Tronos con Estrella que no puso muchos reparos en cambiar aquel plan que hizo de que hasta que no acabase la serie no la veíamos completamente. Los martes santo casi siempre traen un puntito de vagancia. Una manera de echar para atrás las velocidades del domingo y del lunes y asentar un rato de descanso para empezar a darlo todo a partir del miércoles.

Miércoles Santo.- El miércoles lo tenía tranquilo y me lo complico yo solo. Voy a Lucena a recoger a Rafa y después a Priego, pero en vez de quedarme, que es lo que debería haber hecho, me vuelvo con Hugo. Antes mas gestiones, estoy de bancos hasta el remate de la cruz de guía. Por la noche sale parte de la familia. En la Pasión, Arturo; y en la Misericordia, Pablo. Así que no queda otra que echar un ojo a las procesiones. Se pone fácil por que la tarde amenaza lluvia y Cofradía de el Bailío decide no salir.  Los otros se quitan el «gusanillo» con un recorrido que se acorta sin llegar a la Carrera Oficial.  Rafa se apunta un rato a ver procesiones, en Lineros también coincido con Andrés y antes ya he repartido varios besos de gente que me he encontrado en la calle. ¡Esos son los días que molan de semana santa! Los que ves a gente con la que no coincides desde hace muchos meses, o años, de encontrarte y hacer una pausa para una cervecita, esos son los días que me gustan. Que si, que otra gente se irá al campo o a la playa, y lo veo genial, pero no es mi caso.

Jueves Santo. Día del amor fraterno, estamos a 18 de abril.- A primera hora, muy temprano para estar de vacaciones, nos vamos a Priego. Estrella tiene prisa por llegar a Granada y a nosotros, a Rafa y a mi, nos deja antes de las diez y media en la casa. ¡Muchas cosas por hacer aún! Así que después de despedirnos de ella nos ponemos a hacer ensaladilla para el viernes, algún que otro mandado y, mira tú que casualidad, que empieza a llegar gente una vez que está todo hecho. Así que aprovechamos para irnos de cervezas con la familia. Muchos Aguilera en la calle Postigo y dos Gil mas. Mi prima Chelo y Dani, el hijo de mi primo JuanDe, que también se apuntan a una semana santa en el pueblo.

Por su puesto que allí cayeron unas pocas cervezas, muchos besos, algunas risas y también se saldó la jornada con algún ojo acuoso recordando a quien ya no está. Mas tarde nos movimos a un pub, el café y el gintonic fueron al Museo, un pub que eligieron las nuevas generaciones, (los mayores pensabamos en el bar Río) pero que resultó muy acogedor y gustoso. Lo mejor del cambio de lugar, sin embargo, lo dio la calle. Antes de llegar vimos a unos amigos de la familia que vivían en frente de casa de mi abuela. Los que visitamos mas Priego los conocemos y fuimos a saludarlos. Mi prima Cheli repartió besos y abrazos pero cuando le dijimos quién venía con nosotros, Dani, lo miraron con otra cara. Ya no veían a Dani, veían a mi primo Juande, le repartieron tantos besos como al resto y le contaban como era su padre, las trastadas, los juegos. Fue encantador como lo recibían. (Y es que es sorprendente esta familia lo que nos conoce sin saberlo.- Ver Sábado Santo de 2017.)

No se que pasó que empezó a llover como si se esperase el diluvío, supongo que sería la hora de salir de la Columna. El caso es que viendo que se hacía inviable la llegada a casa después del gintonic pues… Hubo que parar a que escampara.

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El Charlot. Un clásico.

Llueve. No hay columna. Turnos de vela, estaciónes. Mucho cansancio. A dormir.

Después nos dio tiempo a salir un rato mas, poco porque el cansancio, y las copas, hacían mella en el cuerpo. Yo dejé al personal en La Ribera tomando una cocacola y la salida de Los Dolores la contaré en otra crónica de Semana Santa, este año me quedé sin verla.

Viernes Santo.-  Cualquiera diría que ayer cayó tanta agua. El día amanece precioso, con sus poquitas nubes, con un sol que calienta sin molestar, con gente y sobre todo con ganas, con muchas ganas, todas las que nos tuvimos que aguantar el año pasado, de ver al Nazareno en el Calvario repartiendo bendiciones. Como en los últimos años siempre falta gente y este año que ni Daniel ni Irene estaban conmigo era el año que tocaba sentar cabeza. Ver la procesión mas tranquilamente, sin bullas, sin agobios. Bueno… la salida no cuenta por que es mas tranquila y allí nos fuimos los primogénitos Gil a verla, Rafa, Dani y yo. Luego te vas despistando, unos por un sitio, otros por otro, y yo… No sé que pasó que cuando dieron el paso redoblado estaba al lado del trono acompañando al Nazareno. Reencuentro en Reyes y … en la Virgen de la Cabeza otra vez que me meto para acompañar la subida. A mi lado unas amigas de Irene, Marta y su hermana Clara que IMG_1371también subieron con el Nazareno. Casi llegando al Calvario recuerdo que este año no tocaba, que iba a ser mas tranquilo y terminó como casi todos entre el Nazareno y la Virgen de los Dolores mientras reparten la bendición.

A las tres y cuarto estábamos todos comiendo en casa. ¡A las tres y cuarto! Con el Nazareno mojándose un poco y cambiando el recorrido, mas largo pero con menos paradas, para llegar antes a encerrarse. Desde… ¡No, que va! ¡Nunca! Nunca he visto yo encerrarse el Nazareno tan pronto, exceptuando el año pasado al darle la vuelta.

En casa, para no ser muy fanáticos de comer, hay excepciones, si que nos gusta juntarnos para hacerlo un montón. Así que, mas o menos medio sentados, la ensaladilla de un lado para otro, empanadas, tortilla, una silla para un lado, «echáp´alla» que no cojo, lo que se dice seguir en familia y divirtiéndonos.

Después de comer, y fregar, Chelo y Dani se vuelven a Córdoba. Algunos nos vamos a la cama a dormir una minisiesta para estar preparados por la noche. Antes y después miramos el cielo. Como dirían los de El Palermasso: Yo creo que si, que salimos. Pensamos mientras caen goterones del tamaño un chupito.

Tantos años, el otro día conté 32 en total y 20 de Cruz, y uno aún se pone nervioso en la iglesia de San Pedro esperando para salir de procesión. Que si, que uno es tonto, que no ha remedio, pero el año que viene, si puedo, serán 33.

Este año teníamos un recorrido raro, eso de no coincidir con Las Angustias  se nos está yendo de las manos. Al final hubo que recortarlo, el agua otra vez, y los titulares de la procesión, El Entierro Cristo y la Soledad, se mojaron un poco. Después de soltar las túnicas nos reencontramos con otros hermanos (también sin túnica) en el bar Río con un gintonic terminando así el Viernes Santo.

Sábado Santo, Sábado de Gloria. 20 de abril.- Recogemos el piso, no hay prisas y con las maletas hechas nos vamos de nuevo a calle. Antes me da tiempo de ir a Urgencias de Priego, para repartir algún beso mas, nadie malo, solo para la doctora de guardia. Nos tomamos las últimas cervezas con la rama Jiménez Aguilera, mucha ensaladilla queda aún y por la tarde hay un viaje agradable hasta Córdoba. Rafa se queda en Lucena. A mi el piso se me cae encima  pero hay muchos pendientes y aprovecho un rato antes de irme a la calle. Leer, música, correos, y… bueno no hacer nada. Tan poco que ni salí.

IMG_1468Domingo de Resurrección.- A las ocho y media estoy en el autobús camino de Guadix. No se hace pesado el viaje, ni si quiera la hora de espera en Granada, y a las una y cuarto me esperan en la parada que hay al lado de la Catedral. Me ha dado tiempo a consultar horarios de el Resucitado y, sorpresa, sale por la tarde. Pero antes me voy a ver «El Bendito nombre de Jesús», ni idea de lo que era eso. Es una procesión de un niño Jesús con una Cruz, muy de domingo de Pascua.

Por la tarde Guadix es un lujo, procesión de el Resucitado, gintonic en el Comercio, paseo por las callecillas. Y así da gusto terminar una Semana Santa. Sabiendo que al día siguiente aún te quedan vacaciones y no hay prisa por hacer nada.

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